Juan Antonio Lan
FLACSO-Ecuador
Partha Chatterjee es un académico que posee trabajos importantes para el plano de la ciencia política, antropología e historia. Ha escrito numerosas obras como La nación y sus fragmentos, Nación en tiempo heterogéneo y La política de los gobernados. Él forma parte de la llamada escuela de los estudios subalternos, el cual es un grupo de intelectuales muy prolíficos e innovadores.
Según Pablo Sandoval (2009), los denominados «estudios subalternos» o «estudios de la subalternidad» fueron desarrollados por un grupo intelectuales de la India, interesados en ir más allá de las perspectivas economicistas y estructuralistas, predominantes por entonces en las ciencias sociales, a fin de lograr dar cuenta de las formas de acción política (o agencia) de los sectores subalternos y las clases populares. Estos estudios han aportado significativamente a la renovación teórica y metodológica de la investigación histórica, así como al conocimiento de las formas pasadas y presentes de hegemonía, dominación y resistencia.
La preocupación central de este autor consiste en retar la aplicación de las categorías teóricas producidas por la academia occidental en las naciones periféricas donde el pasado colonial es todavía una dinámica interna. Es por ello por lo que se debe fundar una epistemología que interprete la historia desde nuevas categorías y no desde el paradigma creado para interpretar la historia occidental. Es así como hay muchos peligros de trasponer los resultados de un desarrollo histórico específico a situaciones de otros países que no contienen necesariamente las misas precondiciones. Las dos categorías que entran en juego para retar el universalismo son el concepto de nación y el de sociedad civil.
En ese sentido, Chaterjee crítica al trabajo de Benedict Anderson, para quien el origen de la nación habita en ese tiempo “vacío y homogéneo”. Como se sabe, la propuesta de Anderson sobre la formación de las naciones radica en sostener que estas fueron posibles gracias al desarrollo de la imprenta como el dispositivo clave para que todos puedan imaginar una comunidad. Gracias a los periódicos y las novelas, los sujetos imaginamos compartir un espacio y un tiempo en común y aquello fue la condición básica en el proceso de formación de las naciones. De ahí se da la sensación de vivir en el tiempo homogéneo de las comunidades imaginadas.
A diferencia de ello, el historiador indio sostiene que aquella es una descripción ideal, una utopía de la razón moderna donde el pasado parecía no determinar nada y donde no es visto como un agente interno a las dinámicas sociales. En su propuesta, lo social siempre es algo radicalmente heterogéneo y la nación es una especie de “significante vacío” que ha sido llenado con diferentes contenidos. El tiempo de la nación, por tanto, es entonces un tiempo desigual que responde a las diferentes experiencias de los distintos grupos sociales.
Es decir, para Chatterjee, Anderson presenta una teoría que presenta demasiadas esencializaciones que hay que cuestionar. Sostiene, que los subalternos imaginan la nación de otra manera y que el reto académico radica en estudiar las diferentes formas de figuración de la misma.
Por su parte, la categoría de sociedad civil considera a los ciudadanos como homogéneos y con intereses más o menos unificados. En esa línea, una de las bases del modelo moderno, la igualdad de todos ante la ley, fracasó en los países poscoloniales: no hubo “ciudadanos” sino “poblaciones”; es decir, existieron grupos de personas reguladas y censadas de acuerdo con sus “diferencias” de clase, lengua, raza y género. Así, no se alcanzó el bien común ni la articulación entre el Estado y la sociedad; es más, las sociedades contemporáneas han rebalsado dicho modelo basado en la ley.
Propone, entonces, una “política de heterogeneidad” que no propugna valores esenciales sino estrategias contextuales, históricas y siempre provisionales. La radicalidad de su crítica apuesta por rescatar la potencialidad del fragmento ante la intención universalidad o idealista del discurso occidental de los nacionalismos