La historia de los cuyes en el Virreinato del Perú

Aunque para muchos podría parecer algo excéntrico analizar a los cuyes, para nosotros sí es de suma importancia, ya que han sido una de las especies de mamíferos más domesticados en los Andes por la población indígena y poseen un pasado prehispánico de larga data que se demuestra partir de los estudios arqueológicos en el área andina (Sandweiss y Wing 1997). Ya para la época colonial, existen registros y descripciones sobre distintos aspectos desde la llamada historia natural; además, indirectamente, también aparecen en documentos de la época como las crónicas. Podemos describir a esos pequeños animales a partir de una cita de padre Bernabé Cobo:

“El cuy es el menor de los animales mansos y domésticos que tenían los naturales destas Indias, el cual criaban dentro de sus casas y en sus mismos aposentos, como lo hacen hoy día. Es poco mayor que una rata, en la figura muy semejante al conejo; el pelo blanco y corto; carece de cola; en cada uno de los pies tiene tres uñas pequeñuelas y cuatro en cada una de sus manecillas. No tiene más de dos dientes en la parte alta de la boca y otros dos en la baja, muy largos y delgados. Los hay de muchos colores, blancos, negros, pardos, cenicientos, bermejos y algunos pintados de varios colores. Tienen una voz baja, con que hacen un ruido como criatura que llora o gime, aunque, cuando los cogen, dan más recios chillidos.” (Cobo 1964, p.359)

La particularidad de los cuyes es que su crianza se daba en el lugar más cotidiano de las familias andinas: la cocina. En cuanto al plano culinario, los cuyes son procesados de maneras distintas; es así que, para Cobo, un plato preparado a partir de la carne de ese animal era la carapulca:

“Comen los indios este animalejo con el cuero, pelándolo solamente como si fuera lechón, y es para ellos comida muy regalada; y suelen hacer un guisado dél entero, habiéndole sacado el vientre, con mucho ají y guijas lisas del río, que llaman calapurca, que quiere decir, en la lengua aimará, ‹‹piedras del vientre››, porque en este guisado echan las dichas guijas en el vientre del cuy; el cual potaje estiman los indios más que otro alguno de los delicados que los españoles hacen. No es provechoso el comer la carne deste animal a los tocados de mal de bubas o llagas de garganta, porque aumenta los dolores y gallas. […]”. (Cobo 1964, p.360)

Por otro lado, tenemos el aspecto ritual y sanador de estos roedores. Así, para Joseph de Acosta afirmaba que estos “Hállanse en la sierra del Perú, donde también hay otro animalejo muy común que llaman cuy, que los indios tienen por comida muy buena, y en sus sacrificios usaban frecuentísimamente ofrecer estos cuyes” (Acosta 1962, 183). Cobo también reafirma tales hechos:

“El sacrifico de los cuies tuvieron también por muy acepto. Destos animales se aprovechaban muy ordinariamente para ver el suceso de las cosas futuras, abriéndolos y mirando en ellos ciertas señales, y para otros muchos efectos que son largos de contar. De lo mismo servían también los carneros en negocios de más importancia” (Cobo 1964, p.202)

Tenemos otro ejemplo de Bernabé Cobo, quien señala lo siguiente:

“También solían curar sobando y chupando el vientre del enfermo y otras partes de su cuerpo; untándolos con sebo o con la carne y grosura del cuy o de sapo, y haciéndoles semejantes unturas con otras inmundicias o con yerbas. Hacíanles en creyente a los enfermos, que chupándoles la parte de su cuerpo que les dolía, les sacaban sangre o gusanos o pedrezuelas, y mostrábanselas, afirmando que por allí salía la enfermedad; y es que ellos traían estas cosas consigo y se las ponían en la boca al tiempo del chupar, y enseñándoselas después al enfermo y a sus parientes, decían que ya había salido el mal y que sanaría sin duda; con lo cual hacían otros mil embustes.” (Cobo 1964, p.229).

En suma, se puede ver la importancia del uso de los cuyes en prácticas alimentarias y culturales de para el poblador virreinal indígena del Perú a partir de las fuentes primarias cronísticas. Para finalizar hablaremos un poco de la perspectiva de la historia de los animales, pues es donde se intenta enmarcar este trabajo. Desde esa perspectiva, Erica Fudge (2002) realizó un balance del desarrollo de la historia de los animales para finalmente proponer un marco analítico biocentrista para este nuevo campo de estudio de la disciplina histórica. Este armazón base va de la mano con una crítica al antropocentrismo para sugerir una visión holística en donde los animales no solamente sean recipientes pasivos, sino que son actores importantes en el mundo donde se habita.  Esto ha sido continuado para América Latina por Martha Few y Zeb Tortorici (2013), en donde los autores estudian cómo los animales fueron cazados, asesinados, modificados, comercializados, discados, cocinados y puestos en peligro desde el lente de las fuentes primarias en donde aparecen las relaciones entre humanos y animales.

Bibliografía

Acosta, Jose de. 1962. Historia Natural y Moral de las Indias. (Originalmente publicado en 1590), México D.F.: Fondo de Cultura Econ6mica.

Cobo, Bernabe.1964 Historia del Nuevo Mundo, Libros I-X. (Publicado originalmente en 1653.) Madrid: Ediciones Atlas Biblioteca de Autores Españoles, Vol. 91.

Guamán Poma de Ayala, Felipe. 1980 Nueva Cor6nica y Buen Gobierno. (Escrito originalmente en 1613.). Transcripción por Franklin Pease. Biblioteca Ayacucho 75. Caracas.

Few, Martha y Zeb Tortorici, eds; prefacio de Erica Fudge. 2013. Centering animals in Latin American history. Durham y Londres: Duke University Press.

Fudge, Erica. 2002. “A Left-Handed Blow: Writing the History of Animals,” en Representing Animals, ed. Nigel Rothfels. Bloomington: Indiana University Press.

Kole de Peralta, Kathleen. 2019. Gastronomic and Medicinal Traditions of the Andean cuy in Peruvian Cuisine en THE RECIPES PROJECT. Food, Magic, Art, Science, and Medicine. https://recipes.hypotheses.org/tag/kathleen-kole-de-peralta

Sandweiss, Daniel. 1992. The archaeology of Chincha fishermen: specialization and status in Inka Peru. Carnegie Museum of Natural History, Pittsburgh.

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